Vacunados ya los trabajadores de la enseñanza no universitaria, nos encontramos indignados por la exclusión del personal universitario como grupo prioritario de inmunización.
Consideramos que se trata de una política desnortada e incomprensible al dar clases presenciales y estar en contacto directo con la franja de edad que más contagios genera.
La vacunación -sobre la que no hay previsión- reforzaría la actividad docente y administrativa, y aumentaría la seguridad en los campus.